Desaloja a una familia, con una mujer embarazada, de un piso en Son Gotleu
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Mourad, un hombre nacido en Marruecos, pero con nacionalidad española, fue ayer deshauciado de su domicilio del barrio de Son Gotleu, propiedad de un banco, donde vivía desde hacía algunos meses de okupa. Fue el único lugar que encontró para llevar a su familia, su mujer embarazada de seis meses y su hijo de apenas tres años de edad. La familia se ha quedado sin casa y, sobre todo, sin la posibilidad de poder alquilar ni siquiera un modesto piso, porque no puede pagar los elevados alquileres que están pidiendo.
Hace un año este hombre ya fue obligado a salir de un piso del mismo edificio, que está situado en la calle Regalo, en Palma. Esta vivienda era de su padre, que al venderla, el nuevo propietario exigió poder vivir en el piso y Mourad tuvo que salir. La situación era dramática y justo enfrente de la casa había un piso vacío, donde poco antes vivían un grupo de drogadictos, que decidió abandonar la vivienda y marcharse a otro sitio. El estado del piso era desastroso, pero al menos el súbdito marroquí encontró una solución temporal, hasta que encontrara otra vivienda en condiciones. Poco a poco ha ido arreglando la vivienda, para que su familia pudiera vivir dignamente.
Este piso es propiedad de un banco, que hace meses que instó el desahucio y el juzgado lo aceptó. Hace casi un mes el desalojo se suspendió porque no se había solicitado ninguna protección policial ante la posibilidad de que se produjera algún incidente. Sin embargo, ayer si se solicitó la presencia de la Policía Local, que acudió a Son Gotleu en tres vehículos y se llevó a cabo el desalojo de la casa okupada, tal como había ordenado el juez.
Mourad se queja de que no se le haya reconocido la situación de vulnerabilidad, a pesar de que su situación es dramática, ya que su familia se queda sin un techo para evitar pasar la noche al raso. El matrimonio abandonó el piso sin ofrecer la más mínima resistencia. Antes recogió sus pertenencias ante la presencia de los numerosos agentes de la Policía Local.
Le ofrecieron un albergue
También hizo acto de presencia en el desahucio una asistente social, que ofreció a la familia una posible solución. Les ofreció poder instalarse en un albergue, aunque solo sea de forma temporal, mientras encuentran otro sitio donde vivir. Mourad rechazó la oferta, porque considera que no es en un albergue donde debe vivir su familia, sino en un piso. El hombre no alcanza a entender que estos pisos que son propiedad de un banco y que están en muy mal estado, en vez de convertirlos en pisos sociales para familias sin recursos, se queden vacíos. De monento, Mourad, su mujer y su hijo, se han instalado en la vivienda de unos amigos.
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